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El té llegó a Europa a través de la Ruta de la Seda, siendo introducido por los comerciantes árabes. Sin embargo, su popularidad no se disparó hasta el siglo XVII, cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales comenzó a importarlo a gran escala.

El té, originario de las montañas de China, emprendió un largo y fascinante viaje a través de continentes, dejando una huella imborrable en diversas culturas. En este capítulo, exploraremos cómo esta humilde hoja se convirtió en una bebida apreciada en todo el mundo, moldeando tradiciones y costumbres a su paso.

En este capítulo, nos sumergiremos en la rica historia del té en esta civilización, donde se convirtió en mucho más que una simple bebida: fue un elixir de la vida, un elemento central de la sociedad y una fuente de inspiración artística y literaria.

El amanecer de una leyenda. Desde las antiguas dinastías chinas hasta las sofisticadas salas de té europeas, el té ha sido testigo de la evolución de las civilizaciones. Pero, ¿cuál es el origen de esta bebida que ha conquistado paladares y culturas a lo largo de los siglos?